La objetividad del periodismo
Todos los días los periódicos del Grupo Nación se encargan de presentarnos diversas informaciones (no sabemos si ciertas o amañadas) acerca de lo que supuestamente hace mal o no hace del todo el actual gobierno de la república. De hecho algunas partes de las mismas son ciertas, pero otras evidentemente, si analizamos un poco el mismo texto, están deformadas de manera que hagan más daño en la conciencia de los lectores, que darnos datos, hechos y apreciaciones objetivas. Es decir, pecan de un subjetivismo intencionado. Y no es que defienda o no al actual gobierno, sino que a mi parecer dicho medio se ha convertido en uno de opinión.
Entiendo perfectamente que los medios de comunicación en manos privadas deban defender sus intereses mercantiles, pero hasta cierto punto, pues al momento en que se convierten en defensores de una línea ideológico-política, pierden absolutamente la objetividad informativa, y se convierten en instrumentos oficiosos contrarios a las que la adversan. Y el daño que hacen en la población, manipulando la conciencia de los ciudadanos, lleva a consecuencias sociales a veces nefastas.
Por ello es más honesto partir de la base que nadie es neutral y no seguir alimentando el mito que un periodista, o el periodismo en general, los medios de comunicación en general, son neutros. Otra cosa son los artículos de opinión que, como si mismo título lo dice, se refieren a opiniones de quien los escribe, y por ende son subjetivos.
La objetividad requiere exactitud en la descripción, no perspicacia interpretativa. Las maneras que tienen los periodistas de ver este mundo están influidas por el comercialismo, las tecnologías y las tendencias políticas de sus periódicos o cadenas televisivas. Los periodistas reconocen que un reportaje puede estar mal construido, incluso cometer errores, deformar verdades, y malinterpretar lo que dicen otros. Los periodistas admiten que hay dos tipos de prejuicios que pueden influir en su trabajo: valores o preferencias personales, y compromisos ideológicos.
La defensa de los reportajes objetivos es la de que estos previenen, o al menos minimizan, los prejuicios políticos y distorsiones en las noticias. Los estándares del periodismo objetivo exigen que el periodista profesional desempeñe el papel político de un adversario neutral; es decir, que examine ambos lados de un tema y realice un reportaje imparcial.
Durante los años sesenta y setenta, el nuevo estilo periodístico enfrentó un desafío al problema de la objetividad, considerada como una meta imposible de alcanzar. Pero a veces se olvida que la objetividad es simplemente un método y un estilo de presentar información y se puede resumir en dos características principales: separar la verdad de la opinión; y luchar por la justicia y el equilibrio, dando a ambos lados una oportunidad de ofrecer la total información al público. La objetividad no es imposible en el periodismo moderno, pero sí requiere un intento sistemático de proporcionar un reportaje imparcial.
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